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Sobre la vida que nos toca: ‘Ceniza en la boca’ de Brenda Navarro

No en pocas ocasiones surge el debate sobre las posibilidades que alguien tiene y las que realmente aprovecha. Sin embargo, resulta prácticamente imposible aportar un punto de vista totalmente subjetivo, sesgado por el mero hecho de pertenecer a un sujeto único que vive, piensa y actúa de manera diferente al resto. Ceniza en la boca aborda uno de los temas tabú en la sociedad contemporánea con estilo, frescura y algo de rabia.

El suicidio de Diego, hermano de la narradora, es el hecho que dinamita el comienzo de lo que empieza, prosigue y termina como un relato frenético, imparable a pesar de la cotidianeidad de los asuntos expuestos. La inmigración, la explotación laboral, las relaciones amorosas, el afecto familiar y la amistad son temas de los que se habla durante las 190 páginas que tiene el libro. La narradora cuenta en primera persona cómo se vive una infancia en México truncada por la ausencia de padre y el exilio de la madre. La crianza con los abuelos y la adquisición de una temprana responsabilidad para hacer de su hermano un buen niño.

Del Diego de Madrid sólo me llevé a México las cenizas, su teléfono medio roto y un playera con la que empecé a dormirme todos los días

Ceniza en la boca, Brenda Navarro

Brenda Navarro, una de las plumas más destacadas de la literatura mexicana actual, ha conseguido trasladar al papel la impotencia de una hija y hermana que debe lidiar con un mundo en constante proceso de cambio y desintegración. México y España son los dos lugares en los que se ambienta ceniza en la boca. Dos continentes, tres ciudades y cuatro fases temporales. Cada momento con su desarrollo, pero siempre con el aura premonitoria del que ve el pasado con los ojos de lo acontecido después.

La fatalidad es la seña del libro. No hay una lectura en clave positiva. El suicidio, las relaciones tóxicas y la frágil estabilidad económica de una mujer mexicana en España sin estudios superiores ni permiso de trabajo. Se puede leer cómo la gente se busca la vida para sobrevivir en la jungla de la ciudad dándolo todo a cambio de casi nada. Pesadumbre que no tiene remedio inmediato.

Brenda Navarro ha escrito un libro sin diálogos capaz de ser leído y disfrutado. Tanto por la prosa a quemarropa como por el sentimiento de empatía que despiertan en el lector unos personajes avocados al desastre. Qué hacer con lo que hay más allá de conformarse, de autocompadecerse. Ceniza en la boca y su dilema sobre la dignidad de vidas tan reales como la propia.

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